Hoy he vuelto allí, donde empezó todo, donde empezó tu vida.
No sé si quería volver, pero al final he ido, supongo que tenía curiosidad de cómo estaba todo un mes después de tu marcha...
La casa está vacía sin ti, mirarla, es como observar a un mar sin agua, o como ver un desierto sin arena...
Al entrar, te recuerdo regando el patio con la manguera, para que hiciese más fresquito, en la cocina, cocinando tus ricas paellas, y en el salón, sentada en tu butaca, siempre con tu pequeño ventilador a la altura de los pies.
Me siento en el pequeño escalón que hay antes de entrar a tu casa, y observo cómo ha cambiado todo...
Donde no hace mucho correteaban niños, ahora no hay nadie, la calle está vacía y silenciosa...
Estoy sola, ya no estás tú con tu silla al lado, mirando a la gente pasar, y pasando el rato las dos juntas como no hace mucho tiempo...
También he ido a la Laguna, necesitaba saber que al menos hay un sitio donde no ha cambiado nada, donde solíamos pasar muchas tardes...
Recuerdo que tus amigas te venían a buscar, y emprendíamos el camino, eso sí, siempre vestida de riguroso negro, aunque a veces de azul marino.
Al llegar, me solía sentar un rato a tu lado, en el asiento de piedra que hay allí, y después, me iba a jugar con otros niños machacando flores y haciendo potingues con agua o con cualquier otra cosa.
Es cierto, nada ha cambiado, excepto que tú no estás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario