martes, 1 de noviembre de 2011

.

Estoy aquí, escribiendo e intentando asimilar que te has ido para siempre.


Nunca pensé que llegaría este momento, el momento de la despedida...


Justo, cuando llega aquel fatídico momento te paras a pensar, ¿por qué tú? ¿por qué ahora? e intentas que el tiempo se pare, aunque sea por unos segundos, unos segundos en los que te diría muchísimas cosas, pero se resume en dos, te quiero muchísimo y no quiero que te vayas...


Siento impotencia sabiendo que cada minuto que pasa te alejas más de mi, para no regresar nunca, llegan imágenes a mi cabeza, imágenes en las que sonreías y estabas con toda tu familia...


Pero vuelvo a la realidad, y allí estás tú, rodeada de todos nosotros, créeme cuando te digo que sus caras reflejan muchísimo dolor y tristeza, es más, nunca había visto a gente tan apagada y triste como aquel día.


Siento que te vas, y cada vez te alejas más y más, intento retenerte pero es imposible, tu hora a llegado, esa hora que no hubiese querido que tu reloj marcase nunca..


Te marchas, en silencio pero dejando un gran vacío...


Entonces empiezo a pensar...¿aquí se acaba todo? ¿de modo que sólo me unen a ti los recuerdos?


Quizás sea eso lo más duro que haya pasado por mi cabeza, pero no consigo responder a estas preguntas...


Pero espera, no podría olvidarte nunca asique tendré que recordarte...


Intentaré hacerlo con una sonrisa, aunque ahora sea complicado, te veré siempre sentada en tu sofá, asomada en la terraza o preparándome tus deliciosos espaguetis, aunque al abrir los ojos tan sólo vea allí el vacío que tú dejaste...



No hay comentarios:

Publicar un comentario